¿LA NUEVA NORMALIDAD? ¿LA PRÓXIMA NORMALIDAD? ¿LA ANORMALIDAD?


Por Alejandro Marchionna Faré [i]

 

 

“Causó una grave desilusión a Rolland ya cuantos pensaban entonces que de aquella espantosa vivencia, de aquella sacudida y tormento, pronto surgiría una nueva espiritualidad, una fraternidad nueva, un deseo de unificación y de humanidad ”. (Naciones Unidas)

Conferencia de 1926 de Stefan Zweig transcripta en “El legado de Europa”

(a) En alusión a la Primera Guerra Mundial.

 

¿Se puede seguir hablando de normalidad transitando esta década del siglo XXI? La respuesta a esta pregunta es importante porque condiciona la forma en que se puede concebir el futuro y por lo tanto modela las acciones futuras de las empresas.

La pandemia ha generado distintas expresiones sobre qué es normal. Parece fácil considerar que hábitos y conductas previas a la pandemia constituían la "normalidad" original. La primera especie que apareció fue la nueva normalidad, enseguida le retrucó la próxima normalidad y luego la no normalidad.

Veamos cómo despejar el horizonte de planeamiento…

El nuevo normal

Esta frase suena a todas luces a una visión simplista de la realidad futura.

¿Qué normalidad podrán vivir los miles y miles de pequeños empresarios PYME que vieron destruido su sueño por la duración de la cuarentena infectológica, que genera y generará serios daños en la economía? ¿Qué normalidad vivirá el cuentapropista que no encontrará su clientela en una clase media vibrante y optimista, ahora parsimoniosa para gastar o invertir?

La siguiente normal

“Cuando acabe la situación actual excepcional, habrá una próxima normalidad que deberá tener elementos comunes con la situación de partida, aunque no se busque estimar su porcentaje de coincidencia” según algunos comentaristas.

Parece un concepto más realista, pero tampoco es satisfactorio. Lleva a considerar que la próxima etapa la normalidad nos arropará y nos arrullará hasta un sopor que no nos permitirá prepararnos para la próxima crisis.

¿La normalidad no existe?

“Muchos piden volver a la normalidad. Quiero decir que la normalidad no existe más. Es un sueño, una fantasía, un suicidio colectivo ”- dixit Axel.

 

Cierto grado de normalidad debe existir para que una sociedad funcione; esa normalidad debe existir en la continuidad de las instituciones y en el equilibrio entre ellas, como marco para la actuación de las esferas públicas y privadas de los países.

Pero si las personas somos diferentes y es difícil hablar de una persona normal, tampoco se puede hablar de una empresa o una sociedad normal. En la vida de una sociedad o de una empresa privada el cambio no deja de ser permanente. El tiempo va cambiando constantemente el paisaje incidental de países, organizaciones y personas.

Lo que resulta sorprendente es que Axel se descubra discípulo del filósofo griego Heráclito, autor de la famosa frase “nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”.

El cambio inesperado

Es que la historia reciente, solamente de estas dos décadas pasadas del siglo XXI, muestra que la sociedad absorbe el choque de los cambios inesperados y va desarrollando nuevas conductas ante nuevas condiciones. Veamos.

  1. Enron, Worldcomm, Parmalat, etc .: Escándalos éticos corporativos que seguramente no fueron tan serios como las manipulaciones y engaños de los grandes titanes de los negocios americanos a fines del siglo XIX y principios del siglo XX; pero para la percepción y la atmósfera de fines del siglo XX fueron absolutamente inaceptables; hubo quien dijo que se había acabado la era del capitalismo como lo habíamos conocido hasta allí. Pero se crearon nuevos mecanismos de fiscalización, el entorno se adaptó, y el mercado de capitales continuó funcionando sin que se lo cuestionara por otros 20 años.
  2. Atentados del 11.09.2001 : ¿cuántos hombres de negocios juraron que nunca más harían un viaje por trabajo o turistas que se prometieron que en el futuro todas sus vacaciones se harían por tren o por auto? Si bien es cierto que hubo cambios duraderos en la seguridad en los aeropuertos y en los alrededores de lugares emblemáticos en casi todas las grandes ciudades del mundo, la cantidad de vuelos y pasajeros siguieron creciendo por otros veinte años.
  3. Crisis bancaria 2008:  algunos agoreros predijeron que los derivados nunca volverían a tener la misma importancia en el mercado financiero ni que se desarrollarían alegremente nuevos productos complejos. Claro que hubo cambios: partieron / fueron despedidos muchos ejecutivos, desaparecieron algunos nombres tradicionales de las finanzas, se ajustó la regulación (en particular se aceleró y se justificó  ex post facto  el paso a Basilea II) y bancos como el Royal Bank of Scotland terminaron en manos del Estado. Pero el mercado financiero se recuperó en volumen y retomó el camino de la complejidad de instrumentos, y continuó funcionando sin mayores problemas por otros 12 años.
  4. Colapso Grecia : la crisis financiera de Grecia fue extremadamente grave y su toxicidad afectó a muchos bancos europeos; se acuñó el término Grexit para predecir la salida del país de la moneda europea, lo que llevaría al colapso de esta columna vertebral de la unidad europea, y hasta se pergeñó el término Italexit para graficar la posibilidad de que la propia Italia saliera del euro. Sin embargo, Grecia reordenó sus finanzas, con mucho sufrimiento de su pueblo -y para la gran angustia electoral de los gobernantes de turno-. ¿El euro en 2020? - muy bien, gracias. O, como dirían otros, “vivito y coleando”.
  5. ¿Brexit 2020?: en 2016 David Cameron, hasta allí un talentoso primer ministro británico (además de un orador con un gran sentido del humor, con destacados discursos en la Cámara de los Comunes) dominaba la política del Reino Unido, propuso un referéndum para que el pueblo se expresara sobre la permanencia en la Unión Europea; el referéndum resultó como nadie lo esperaba, con una victoria marginal de la opción "leave". Debilitado, Cameron renunció a su cargo y fue reemplazado por una supuesta Margaret Thatcher Junior en la persona de Theresa May, que no pudo cerrar el acuerdo de divorcio con la Unión Europea. Las predicciones de una hecatombe, de un Apocalipsis, de un Armageddon, tanto para Gran Bretaña como para la UE, estaban a la orden. De pronto, el bufonesco Boris Johnson promete terminar con el tema dentro de 2020; pero ante su gestión de la crisis del Covid-19 ya aparecen dos rivales: un laborista eficiente, Sir Keir Stammer, y un miembro de su propio partido, que podrían desviar el rumbo inexorable hacia el divorcio con la Unión Europea. En previsión del desastre, se han tomado cantidades masivas de decisiones preventivas buscando la mejor forma de pararse frente a un Brexit que aún no ha sucedido. ¿Sucederá?

A modo de epílogo

Tomó un poco al azar cinco crisis recientes. Algunas habrán sido vividas por el lector como más graves y más cercanas a su esfera de vida y de actividad, y otras menos. Sin dudas, todas han sido crisis de vida o muerte para quienes estaban cerca de su desarrollo y sus consecuencias.

 

En el término de veinte años, han sucedido cinco crisis en las que surgieron infinidad de comentaristas prediciendo el “fin de la historia” [1] , cada uno a su manera.

La crisis provocada por el surgimiento del virus Covid-19 plantea una gran cantidad de interrogantes: ¿habrá barbijos por mucho tiempo? ¿Se mantendrá la distancia social en ámbitos públicos? ¿Cambiará la modalidad de trabajo? ¿Se acabarán las oficinas?

Ciertamente el turismo, la enseñanza, el trabajo interno de las empresas, los canales de retail, y otros sectores, necesariamente serán distintos a como fueron hasta 2019.

En el mundo post Covid-19, ¿seremos todos buenos, generosos y con visión de largo plazo? ¿Encontraremos el sistema ideal para convivir sin violencia, sin competencia y con altruismo? El paraíso no está en este mundo y es improbable que la sociedad no dé más que pasos balbuceantes en su afán de alcanzarlo – but someday never comes…[2]

La historia humana es el devenir permanente. Corsi e ricorsi[3]. Después de cada una de las crisis mencionadas, los cambios ocurridos pueden haber sido más o menos profundos, más o menos generales – pero la sociedad los absorbe y los deja atrás. La normalidad nueva no existe porque ya está cambiando en función de las nuevas situaciones que enfrentamos.

Y la única certeza con la que cuenta el hombre de empresa para guiarse en la toma de decisiones es que el panorama hacia adelante es incierto. “Futuro imperfecto”[4] probado y comprobado.

Es hora de que empresarios y ejecutivos argentinos abandonen sus certezas sin entrar en el cliché de la nueva normalidad y adopten la mentalidad y las herramientas que les permitirá absorber la incertidumbre de todo futuro. Y reunir la energía (propia, sobre todo) requerida para trascender lo incierto hacia la plena realización del potencial de su empresa.

 

[1] Frase contenida en un libro presuntamente profético de Francis Fukuyama sobre la ascendencia al predominio indiscutido en el mundo de la democracia liberal.

[2] Citando al grupo estadounidense Credence Clearwater Revival.

[3] Ya he hablado en artículos anteriores de Giambattista Vico, pensador italiano, autor de este concepto.

[4]  Título del libro sobre planeamiento e incertidumbre que publicamos en 2013 con el Dr. Eugenio A. Marchiori cuando ambos éramos profesores del IAE.

 

[i]  Presidente de Integra Negocios. Miembro de la Cátedra PwC de Gobierno de las Organizaciones del IAE Business School. Secretario de la CD y presidente del Comité Académico del Instituto de Gobernanza Empresarial y Pública (IGEP). Graduado de los programas DICA I y DIEPE I del IGEP. Fellow y Chartered Director del IoD (Gran Bretaña). MBA (Harvard), Doctor en Dirección de Empresas (UCEMA).