PIONERO DEL PLANEAMIENTO CONTEMPORÁNEO - JOSÉ MARÍA ROMERO MALETTI  


Por Alejandro Marchionna Faré (*)

 

El viernes 9 de julio falleció en Buenos Aires José María Romero Maletti, profesor de Dirección y Control, verdadero maestro de sucesivas generaciones de ingenieros industriales de las Facultades de la UBA y de la UCA.

 

Destacado gerente en Centenera, Molinos Río de la Plata y Ducilo (grupo Du Pont), aplicó sus dotes de planificador a problemas empresarios y nacionales. A partir de 1980 tomó la cátedra de Dirección y Control de Empresas de la carrera de Ingeniería Industrial en la UCA hasta su retiro ya iniciado el siglo XXI. En los años 90 fue el director de la Maestría en Dirección de Empresas Industriales (UCA/EOI) y también coordinador general de la Facultad de Ingeniería de la UCA.

 

José María fue también profesor de posgrado en la Escuela Superior Técnica del Ejército (hoy parte del Instituto Universitario IESE) y en la Facultad de Ingeniería de la UBA primero como profesor de Organización Empresaria en el Posgrado de Organización Empresaria y luego como profesor de Organización y Dirección Estratégica en la Maestría de Dirección Industrial.

 

En su viaje de exploración intelectual, fue un estudioso incansable de la filosofía clásica y contemporánea, gracias a lo cual desarrolló su visión del management alrededor de la falsación de teorías de Karl Popper. Pensador original, sentó doctrina con sus definiciones de objetivos y políticas, y trabajó incansablemente para que con dicha base se pudieran separar las decisiones racionales respecto de la ideología. Sus conceptos lo llevaron a publicar el libro “Qué son los objetivos, las políticas y las metas: Ensayo sobre las ideologías”. Esencialmente José María cuestionó el paradigma que afirma que "los objetivos son los fines y las políticas los medios" es esencialmente falso, impide la detección oportuna de cambios y demora los procesos de aprendizaje.

 

Este paradigma es muy relevante para los enfoques y el trabajo de la Fundación Andes, por lo que me detendré brevemente en ellos, apelando a conceptos que he transmitido siempre a través de una nota teórica del mismo título. Revisemos primero la definición de objetivo:

 

“Un objetivo es una necesidad de una persona u organización, para la que existe certeza absoluta sobre la  conveniencia de su satisfacción, porque constituye un concepto cuyo valor es propio de un nivel cultural determinado y su contenido es invariable frente a cambios del contexto, debido a que su origen es puramente racional”.

 

Esta definición le da al objetivo un carácter relativo: lo que puede constituir un objetivo depende de un nivel cultural determinado. En relación con la teoría del conocimiento, los objetivos pertenecen a la categoría de conocimiento formal, producto de la definición de conceptos y de su procesamiento lógico a través del uso de la razón.

 

Ahora recordemos su definición de política:

“Una política es una necesidad de una persona u organización, para la que no existe certeza sobre la  conveniencia de su satisfacción, porque su contenido es variable frente a cambios del contexto, debido a que su origen proviene de la experiencia”.

 

En relación con la teoría del conocimiento, las políticas pertenecen a la categoría de conocimiento fáctico o empírico, producto de la observación, adquirido de la realidad y que no deja de ser una mera opinión sobre el mundo externo al hombre. Así, nadie puede determinar a priori cuáles deberían ser las características funcionales de un producto que contribuyan al objetivo de “obtener calidad adecuada”, a menos que se realice una comparación entre las características del producto y las que exige el mercado. El diseño de producto entra entonces en el campo de las políticas.

 

José María siempre decía que confundir una política con un objetivo era actuar como partera en el nacimiento de una ideología – y ubicaba claramente al populismo en esa región conceptual en que ciertas políticas pasaban en manos de fanáticos a convertirse en objetivos – ciertos, sin matices y sin dudas.

 

Su definición de estrategia sigue hoy tan vigente como cuando la enunció décadas atrás: “El arte de decidir hoy, en condiciones de incertidumbre, sobre el posicionamiento de la empresa, con el objetivo central de agregar valor y asegurar, por lo tanto, la sustentabilidad a largo plazo a la organización. Toda decisión estratégica desencadena una secuencia de decisiones subordinadas que afectan a todo lo vinculado a la empresa”.

 

Quizás lo que más me sorprendió de su trabajo fue que en 1980 ya enseñaba conceptos de objetivos e indicadores de una elegancia y un poder práctico increíbles. Sólo años después aparecieron en la literatura de management como el Balanced Scorecard.de la mano de Robert Kaplan y David Norton. Siempre pensé que de haber traducido sus trabajos al inglés en forma tempestiva, José María hubiera sido una figura académica de relevancia mundial.

 

Además, tuvo un costado emprendedor. Invirtió en el agro para acompañar a su hijo que es ingeniero agrónomo. Se convirtió en franquiciado y socio de una conocida marca de pastas frescas, y en el local de Núñez era frecuente ver en la caja a su mujer, Virginia – que fue un apoyo permanente en la búsqueda profesional y personal de José María. Supo aplicar sus conceptos a sus emprendimientos y sin ninguna duda eso le permitió potenciar la conexión entre su pensamiento y la realidad de la gestión empresaria.

 

En los últimos tiempos escribía artículos (algunos publicados en la web de la Fundación Libertad y Progreso), pero su nombre se destacaba por sus cartas de lectores que eran frecuentemente publicadas en el diario LA NACIÓN. En sus escritos más recientes analizaba la realidad argentina y expresaba su preocupación por los peligros que enfrenta la República y sus instituciones.

 

Quiero cerrar estas pocas líneas con un homenaje personal a la memoria de mi maestro y amigo José María. Y en su persona, honrar a todas esas figuras académicas argentinas que han sido formadores de profesionales pero ante todo de hombres y mujeres cabales; y que han desarrollado sus propias y originales herramientas para una mejor gestión y gobernanza de las organizaciones en Argentina.

 

(*) Presidente de la FUNDACIÓN ANDES